"Lo Peor"

"El Arranque"

DECADENTES FC continúa entregando premios y esta vez, será ponderado el de más sollozos. No, no el que mató Al Pacino, sino los que empiezan con “Sob” y terminan con “Buaaaa”.

No todo en el camino hacia el ascenso fue de alegrías en el Deca. Hubo momentos feos, y si que los hubo. El Albinegro debió atravesar penas, derrotas, tristezas, agonías, pesadumbres, aflicciones, dolores, amarguras, desagradabilidades, vergüenzas, desaires, menosprecio, desprecio, desden, fracasos, perdidas, desconsuelos, desdichas, congoja, etc.

Por un lado, un pequeño porcentaje de votantes considero que la derrota frente a Kapanga (1-6) fue lo peor. Es que cuando el equipo había dado muestras de elevar su calidad futbolistica, lo agarro una aplanadora que sepulto las esperanzas de creer que se volveria a la derrota forever. Fue una perdida y de las duras, no hay duda.

Por otro lado en el segundo puesto igualo la derrota en la final y los momentos previos a los penales de la semis. En ambos cotejos la cosa estuvo un tanto pareja. Mucho pressing, mucho acting. En el primero la derrota fue clara, y por lo tanto, dolorosa. Se perdió una final, pero dejando todo y siendo superado por un rival que jugo mejor. No hay nada que reprocharse. Y por el segundo, esos momentos son bravos. Esperar, pensar, indagar, deducir, y cagarse todo. Después de un esfuerzo sobrehumano se llegaba a una definición no apta para cardiacos y los penales fueron duros, y los nervios de la gente hicieron eco en el ánimo de los jugadores y teniendo en cuenta que el rival tuvo en sus pies la oportunidad de pasar a la final si convertía ese penal varios hinchas del Deca se hicieron especialistas en cortar churros con el culo.

Por ultimo, lo elegido como lo peor del año fue nada mas ni nada menos que el comienzo, en el cual en sus primeras 3 fechas Decadentes arrastraba dos derrotas y un empate. Panorama negro y nadie por aquel entonces pensaba en el desenlace que finalizo teniendo esta historia con un Albinegro en la "A". El equipo no estaba en el cénit de su rendimiento, ni siquiera estaba entre los márgenes de “aceptable”. Tenia más problemas con la pelota que con las materias de segundo año, ganar un partido parecía más jodido que la fórmula de la Coca Cola y el equipo seguía luciendo con menos ritmo que Giordano a la hora de cantar una canción.

Aunque debemos de reconocer que ese duro inicio de torneo tal vez fue la clave para que el equipo termine despegando, fue un cachetazo dado justo a tiempo para dejar de hacer cagadas, ponerse bien y finalizar alcanzando la gloria. Lejos de ser un baldazo de agua fría para Decadentes, renovó coraje, como el Galíndez que sabía usar los puños, limpiándose la sangre en la camisa del árbitro: pura enjundia. Y así llegaron los triunfos, y llegó la locura al Deca que presumía, en todo un árdid de arte conceptual, que vería a 9 árboles plantados con su camiseta. No señor, Albinegro viejo nomá.