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martes, 22 de junio de 2010

El Resto - Capitulo 8



Aquí comienza el resto del resumen de la histérica octava fecha.
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Brigada LPR y La Re Pandilla se enfrentaron en primer turno en una cancha de water polo. Al duelo entre Brigadistas y Pandilleros le faltó el relato de Ronnie Arias y Mateyko, la cortina de YMCA y a la gordita alemana haciendo sonar la bocina en aerosol. Era Supermatch, posta. 50 minutos que dejaron la vuelta al triunfo de La Re Pandilla, una goleada que lo devuelve a la senda del triunfo y lo que es mas importante, a la ilusión de pelear mas arriba. Por el lado de B-LPR sigue en continua decaída. Es el ultimo del certamen, y bien merecido que lo tiene. Un equipo que se queda en buenas intenciones. Nada mas. En el equipo perdedor, no es la primera vez que recibe de a ocho sin ser un gang bang. Igual caerle a Brigada LPR ahora, como quien le pega al borracho cuando está en el piso, sería mala leche. Como dato al pedo de color, Los Brigadistas "estarían ganando" el premio Fair Play (solo 1 amarilla en el torneo), y, por el contrario, Los Pandilleros "se adjudicaría" el Anti Fair Play (11 amarillas, 3 rojas). Para esta fecha fue Brian Ruiz que sufrió una tarjeta y se pierde el próximo encuentro.

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Las épocas de bonanza siempre estuvieron ligadas al extraño placer (de unos pocos) de ver cómo la manteca se derretía en el cielorraso. La ostentación no por nada siempre termina siendo una moneda corriente en varios ámbitos de la vida y, finalmente, todo aquello que alguna vez estuvo ligado al verdadero causal del éxito que tuvo como consecuencia esa vidriera opulenta termina siendo subyugado por ella y permanece en las sombras. Cartón pintado para la gilada, le dicen. Lo verdaderamente loco del asunto es cuando en épocas de vacas flacas, un simple gesto de confianza que apuntale (y potencie) determinadas virtudes que, a lo mejor siempre estuvieron allí pero nunca salieron a la luz, a lo mejor termine siendo visto como un lujo. Una casatta tras el guiso de mondongo, a lo mejor termina por ofender al tío Tuni y no nos dirige la palabra hasta que estire la gamba el abuelo. Es que volvió al triunfo Lo De Carlo. Y lo hizo de la mejor manera, venció 7 a 1 a un rival directo por la lucha del ultimo lugar del octogonal. Apareció el equipo cuando tenia que aparecer y consolido una victoria mas que justa. La Crakatoa volvió a demostrar su amarretismo y su falta de juego. Porque si además se tiene en cuenta de que hay 4 defensores en cancha plantados en un equipo que propone un 4-nada-nada-nada-20 metros de descampado-más nada-un delantero, es para alcanzar niveles de indignación propias de una Silvia Süller gritando que “No es posible tanta maldad”. El primer tiempo se fue con un cerradito 2 a 1. Y en la segunda parte cuando parecía que el partido se abría, lo que se abrió fue el culo de los Crakatoianos el arco para los Carlitos que llegaron a ponerse 7 a 1.

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Momentito, que acá viene Ortuzar FC. El pibe que se mete a estudiar ikebana, pero que a la vez hace teatro, cuando descubre su verdadera vocación se mete de lleno a que Lito Cruz lo ponga en bolas, pero por las noches llora con nostalgia las épocas de arreglos florales, al mismo tiempo de que arranca Derecho para tener un Plan B para comer. Mientras tanto, por momentos deja la impronta de que, si se dejara de hinchar las pelotas, tranquilamente podría ser campeón.
Los Ortuzences agarraron a un flojo Sale Con Fritas y definieron el partido con cierta facilidad. Con el resultado asegurado se dedicaron a entretenerse, y ahí a controlar: pase, pase, pase, del medio para los costados, de los costados para el medio, de adelante para atrás, pero sobre todo de atrás para adelante. No, no es una coreografía, sino una breve sinopsis de Ortuzar FC ganando y un Sale Con Fritas que seguía la pelota como si fuera un perro medio boludón. Final con un 8 a 3.

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Kapanga y Funebreros se enfrentaban en Nuñez para dirimir quién iba a ser el menos mejor. Contrariamente a lo que pasa con los partidos que generan mucha expectativa, se dio un gran partido. Con llegadas varias, emociones, tarjetas, una caja de sorpresas y el humor sobre la mesa, dos “escuelas” chocaron y las esquirlas condimentaron la anodina enajenación mundi/sabadical de un mortal cualquiera.
Siguiendo con el tono de la chetada que se entremezcla con los demás equipos cafón, ahí están Kapanga y Funebreros, la Capilla Sixtina que sale del pincel que dibujó la teoría de las cuatro patas. La novedad, esta vez estuvo en que tanto unos como otros daban presagio a un partidazo que, por contexto, terminó pareciéndose un poquito mucho a cualquier otro del torneo vernáculo. La jerarquía de los jugadores quedó demostrada. Después fue masomenos lo mismo: a lo mejor se trató de una puesta en escena que se suele ver en los medios, como Tinelli llorando porque una ciega canta ( avísenle del 4 ambientes que Stevie Wonder se alquiló nada más que para guardar los Grammys así se descerraja la sabiola en vivo) o Nicole Neumann abrazando a un negrito africano, aunque para ella más no sea que alguno de sus 200 perros. En fin, esta puesta en escena consiste en bajar a la realidad a los dos mejores equipos del Virreinato del TdeA, si no es todo muy sospechoso: cambios en el resultado, tarjetas, cacha mojada, Es todo muy desprolijo como para creerlo. Fue finalmente para Funebreros, quien supo aprovechar mejor las chances de gol y las mando a guardar. Termino 3 a 2.

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La mitificación del tuerto rey en país de ciegos es siempre dejarle las sobras al poderoso debajo de la mesa: juntar migas es un deporte nacional que oficia de refugio para cuando las mieles del éxito se convierten en un sacaryl más, o bien cuando pinta el coma diabético que instala una cámara con rayos infrarrojos para el quilombo. ¿Es perentorio repetir como un lorito que con muy poco alcanza? No, ya es una verdad de perogrullo innecesaria y es bajar el listón al pedo: gataflorismo a la orden de las insastisfacciones propias. Cuando todos cuentan las monedas para parar la olla, al menos intentar ya es salirse del molde. Ese es el premio de Fernet Bache, que sin regalar nada y con el mínimo tino de juntar a cuatro o cinco tipos que gocen de las bondades del talento. Algunos más, otros menos, pero el crecimiento del entorno ayuda a creerse el mejor del mundo, inclusive en escenarios que le pueden llegar a ser hostiles.
Por el otro lado- “Tu reputación son un anagrama, de las dos primeras letras de tu nombre” le cantaría un Arjona vanguardista a Horacio Pagani. ¿Y por qué el “Oh”? Porque suele ser un embole verlo, básicamente. Tampoco es que sea culpa del chancho, los expendedores de alimento también han hecho lo suyo en un presente en el que se tienen que encomendar a un seminario de eficacia: llegar y convertir, que el otro no llegue o no convierta, en todo caso. Este no fue el caso y los Ferneteros se despacharon con una nueva goleada para consolidarse mas que nunca en la cima. 10 a 1.

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